Punto y aparte. Hasta aquí hemos visto cómo se desarrolla el proceso de infección y cuál es la respuesta del sistema inmunológico de una persona no alérgica. Por lo que ya podemos pasar a ver cómo se desarrolla todo este mismo proceso cuando se trata de una persona alérgica.
Si bien las infecciones en los alérgicos se producen de igual manera, es decir que también son provocadas por un agresor o alérgeno que ingresa en el organismo, la diferencia está en cómo actúa su sistema inmunológico. Lo que sería una respuesta normal, ante el peligro de una posible infección, en el caso de un alérgico se traduce en una respuesta exagerada por parte de su organismo, que comienza a producir abundantes cantidades del anticuerpo IgE.
Como paso siguiente, la presencia desproporcionada de este anticuerpo en el organismo termina produciendo las manifestaciones clínicas de la alergia, las cuales son de tipo e intensidad variable, incluso con el riesgo de llegar a ser graves. En resumen: en el afán de prevenir una infección, el sistema inmunológico "deficiente" del alérgico termina produciendo consecuencias de carácter mucho más nefasto para el organismo.
Como se producen las infecciones en los alérgicos
Los factores más importantes que hacen posible una infección son dos.
La habilidad natural del agente infectante para pasar las barreras naturales y los tejidos, lo que se conoce como virulencia.
El grado de labilidad o eficiencia del sistema general de defensa del individuo durante las diversas fases del ataque del germen (susceptibilidad).
Por lo general, los mecanismos de defensa (sistema inmunológico) de una persona normal tienen una capacidad limitada de respuesta. Además, requieren una exposición repetida a un determinado germen, y durante un tiempo prolongado, para lograr niveles óptimos de eficacia. Por ello, es posible que se cause una infección fácilmente ante una primera exposición a un nuevo germen, cuando la exposición es exagerada, o cuando se cambia por alguna razón la ruta de entrada habitual del agresor. Del mismo modo, una mayor oportunidad de contacto con gérmenes de variada virulencia puede ser suficiente para explicar la elevada frecuencia con que aparecen infecciones en las vías respiratorias altas.
Todas las personas son susceptibles a infecciones provenientes de miles de gérmenes distintos. En tanto, el propósito del sistema inmunológico es prevenir al organismo reconociendo a los gérmenes y combatiéndolos antes de que puedan causar las infecciones. A tal fin, el sistema inmune tiene la particularidad exclusiva de aprender a reconocer la apariencia de un germen y recordarla siempre (memoria inmunológica). Además, debido a que algunas familias de gérmenes tienen apariencias similares, cuando el sistema inmune aprende a reconocer a un miembro de la familia, también le protege la infección de cualquier miembro de esa familia. Una vez que su sistema inmunológico ha aprendido a reconocer a un germen en particular, es difícil que un nuevo contacto con él produzca una infección.
No hay comentarios:
Publicar un comentario