Un alérgico no es una persona enferma, sino alguien que se adapta al medio de manera poco frecuente. Esto significa que sus manifestaciones alérgicas se deben al contacto con sustancias a las que su organismo reacciona sensiblemente y en extremo.
Así es como el cuerpo humano percibe los elementos que le resultan extraños -llámense ácaros, polen, pelo de animal doméstico, etc.-, para actuar inmediatamente segregando mucosas que envuelven al intruso que intenta penetrar en las vías respiratorias.
Por esto es que algunas personas pueden acercar su nariz a determinadas flores para deleitarse con su perfume, y otros, al menor intento, empiezan a estornudar frenéticamente debido a la reacción exagerada del organismo frente a este estímulo.
Y esto ocurre porque el cuerpo pone en funcionamiento la alarma frente al enemigo equivocado, incluyendo en el listado de máxima peligrosidad algunas sustancias que normalmente no lo son, desatando una situación de lucha exagerada.
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