miércoles, 5 de noviembre de 2008

Origenes de las alergias

Cuando, a principios de siglo, los investigadores franceses Portier y Richet buscaban un antídoto contra el veneno de ciertos invertebrados marinos, se presentó formalmen­te ante sus ojos una patología hasta el momento desconocida: la alergia. Pero no porque no existiera, sino porque nadie había reparado en ella como problemática, ni en sus posibles formas de tratamiento.

Y como ocurrió en una gran cantidad de casos en que se produjeron importantes descubrimientos, el hecho fue obra de la casualidad.

Cuando los investigadores probaron el efecto del antídoto en cuestión inyectando a animales de laboratorio, observaron en éstos importantes lesiones e incluso que algunos de ellos habían muerto.


Cuales son los origenes de las alergias


Así es como, a pesar de no encontrar el efecto buscado, sí resultaron ser los primeros en describir el proceso anafiláctico que consiste en una manifestación de hipersensibilidad a una sustancia determinada, provocando una respuesta desmesurada por parte del organismo.


Sin embargo, después de aquel hallazgo debieron transcurrir setenta años hasta que el japonés Ishisaka y el sueco Johansen llegaran a la siguiente conclusión: la inmunoglobulina E (IgE), una proteína que funciona como anticuerpo específico, era la responsable de seme­jante reacción.


Este tipo de inmunoglobulina se adhiere a la superficie de diversas células, entre ellas los mastocitos, que, recubiertos con este anticuerpo, se convierten en verdaderas bom­bas de tiempo dispuestas a estallar frente a un alérgeno.

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